En el artículo de hoy vamos a hablar sobre la limpieza de casas, en general. Sí, la idea es que puedas consultarlo cuando quieras a modo de guía, y que con ella sepas dejar tu casa como los chorros del oro cuando te dispongas a limpiarla.
Consejos de limpieza generales
Antes de pasar a ver cómo se limpia el baño, el salón, la cocina o las habitaciones de una casa, vamos a ver unos consejos generales de limpieza que sirven para todo.
- Se limpia de arriba abajo: no nos cansaremos de repetirlo. Si lo hacemos al revés, cuando limpiemos las superficies todo volverá al suelo ya habrá que aspirar y pasar la fregona de nuevo.
El polvo obedece las leyes de la gravedad, así que no queda más remedio que ir depositándolo en el suelo para, finalmente, darle la estocada final con el aspirador o la escoba.
- Las manchas hay que quitarlas rápido, sea de la superficie que sea. Es una regla general. Si dejamos que se sequen, luego será mucho más difícil quitarlas por mucho quitamanchas que utilicemos. En el mejor de los casos, nada más se produzca la humedeceremos con el producto en cuestión y frotaremos. Podemos usar desde bicarbonato hasta limón, aunque lo mejor es emplear productos propios para estos casos.
- Ventilar y ordenar es importante. Siempre. Antes de limpiar nada, lo idóneo es que esté ordenado. Si cuando terminamos de limpiar la casa nos ponemos a ordenarla, la dejaremos más sucia de lo que estaba. Con la ventilación pasa un poco lo mismo: es ideal que ventilemos al principio, para que el aire fresco invada el hogar y la sensación de limpieza y frescura aumente. ¿Que entra un poco de polvo? Cuando estemos terminando, cerramos las ventanas y listo.
Limpieza de la cocina
En algún momento te hablaremos de la limpieza de cocinas de forma más específica, pero ahora vamos a darle un repaso general como complemento de la casa que es.
La cocina es, junto al baño, el lugar donde la suciedad es más propensa a aparecer. Y es que en ella cocinamos, comemos, picoteamos, usamos fuego, están el horno y el microondas, hay comida… Vamos, que no se salvan ni las sillas.
Limpieza del horno y microondas
Cuando vayamos a limpiar la casa y lleguemos a la cocina, lo primero que tendremos que hacer es, además de lo comentado de ordenar y ventilar, ocuparnos, si es preciso, del horno y del microondas.
¡Vaya dos fuentes de olores! Tanto, que ya salieron en nuestro post de trucos para limpiar la casa con limón. Sí: son electrodomésticos que tienden a oler mal, y si no nos encargamos de ellos al instante, habrá que hacerlo en una limpieza general.
Al instante nos podemos encargar, en el caso del horno, pasando un paño húmedo cuando el horno todavía esté caliente, tras su uso. De esta forma eliminaremos la grasa que haya podido quedarse. Si sospechamos que puede ser mucha, nada mejor que un producto quitagrasas, o un limpiahornos específico. En el propio producto veremos si es más apto su uso con el horno frío o es mejor aplicarlo tras haberlo utilizado.
Para el microondas, más de lo mismo. Imagina que calientas un buen tupper con tomate, por ejemplo. Es muy fácil que si no le pones la tapa, acabe saliendo disparado hasta la puerta o paredes. O que el tupper deje un olor infernal, sea lo que sea y por muy bueno que esté después.
Si se ensucia, con un paño en agua y limón bastará. Si no, seguramente haya que eliminar el olor… Y nada mejor que meter una taza con agua y limón exprimido, enchufar el micro y dejar que el vapor que emita la taza haga su faena. Con un par de minutos será suficiente. Apagamos, repasamos con un paño limpio y ya está, olor eliminado.
Limpieza de zonas donde hay agua
Nos referimos a la pila o al banco de debajo del friegaplatos. El agua, si se seca, acaba dejando manchas de cal. Manchas blancas de lo más feas, que dan a la cocina aspecto de usada y vieja.
Prevenir la cal es una tarea muy complicada porque requiere estar siempre alerta de que no salpique nada cuando abrimos el grifo, por ejemplo. Por ello, te aconsejamos que en este caso no prevengas y simplemente limpies con un antical allí donde veas las manchas blancas. Como remedio casero, el limón y el vinagre blanco te irán de miedo para esta tarea.
Limpieza de los fogones
La zona de los fogones es de las más complicadas de una casa, debido a la cantidad de suciedad y grasa que se genera a diario.
Podemos prevenirlo fácilmente, poniendo papel de plata entre ellos, y cambiándolo de forma periódica. Como estéticamente esto no es especialmente atractivo, te recomendamos que te agencies un buen antigrasa y lo apliques cuando termines de cocinar, si la temperatura de los fogones te lo permite. Si tienes vitro te será sencillísimo; con pasar un trapo húmedo y luego otro seco, suficiente.
Con los fogones de gas, habrá que aplicar el antigrasa, frotar, luego pasar un paño húmedo para limpiar el producto aplicado y luego secar. Un poco más largo, pero igualmente efectivo si lo hacemos bien.
Otros elementos de la cocina
A la nevera también hay que darle un repasito de vez en cuando. Para ello, habrá que vaciarla y limpiarla como cualquier otra cosa: con un paño, agua y jabón. Para prevenir los malos olores, en cambio, podemos recurrir nuevamente a nuestro amigo el limón, dejando medio en uno de los estantes.
Los armarios y las baldas de la cocina, para no tener que quitarles el polvo y la suciedad cada dos por tres, también podemos protegerlos con una superficie de plástico, por ejemplo. Eso sí que no se ve de normal, así que no hay problema en hacerlo. Cuando se ensucie solo habrá que cambiar ese papel y listo.
Terminamos la cocina con el suelo, como en toda la casa: en este caso es mejor usar la escoba, pues iremos más rápidos y seremos más efectivos que si lo hacemos con el aspirador. Tanto al cocinar como al comer, las miguitas caen al suelo en masa. Pues bien: tendremos que barrer, para terminar con el mocho después, mojado en una solución de agua y jabón de pH neutro, lo que usaremos en el resto de suelos al limpiar la casa.
Limpieza del baño de una casa
¡Bacterias, bacterias! Y cal, claro, que en el baño hay mucha agua.
Esta parte es más sencilla que la cocina, porque hay poca variedad. Está el WC y todo lo demás; así de sencillo.
Empezamos por todo lo demás, que engloba la pila, el bidé, la bañera o ducha… Todo ello, cómo no, requerirá del mejor antical. Aquí sí que no se puede prevenir, pero sí retrasar: cada vez que freguemos o nos duchemos, secaremos a conciencia el agua residual que haya podido quedar.
Si no, pues cuando nos toque limpiar, cogeremos el antical e iremos quitando las manchas, hasta dejarlo todo limpio.
Tenemos un extra aquí: las mamparas y los espejos. La mampara la tendremos que tener seca siempre que podamos. Si nos acordamos de secarla tras ducharnos, éxito total. Si no, habrá que pasarle el antical, como a lo otro. El espejo, en cambio, requerirá que lo limpies cada cierto tiempo. Para ello, nada como un producto para limpiar cristales más papel de periódico, haciendo bolas y limpiando en círculos.
El inodoro es otra historia. El antical también va bien, pero aquí tendrás que echar mano de un desinfectante. Echa sin miedo, y frota bien con un estropajo que solo uses para esa zona. Cuando esté bien impregnado del producto podrás limpiar también los bordes sobre los que se asienta la tapa. Lo ideal es que llegues hasta el final y limpies también el fondo del WC: si tienes algo de reparo, usa unos guantes y ya está.
Del resto de cosas, comentarios breves: la cortina de la ducha, si la limpiamos tras cada ducha, más tardará en ensuciarse. Cuando no quede más remedio habrá que meterla en la lavadora o lavarla a mano desenganchándola. El suelo, como siempre: escoba para los pelos y luego la solución de agua con pH neutro.
Limpieza del salón y de las habitaciones
Lo ponemos junto porque se limpia igual.
Como ya hemos dicho, primero hay que ordenar. Las habitaciones son muy susceptibles de ser un desastre, especialmente las de los niños. Tendremos que poner cada cosa en su sitio, a fin de dejar cada estancia de la casa ordenada.
Luego, al polvo. Si mojamos un paño que no raye en una solución de agua y jabón neutro, podremos empezar a eliminarlo de todas las superficies, de arriba hacia abajo. Figuras, televisor, estanterías, mesas, pomos y marcos de puertas… Tendremos que repasarlo todo, a fin de dejarlo resplandeciente a falta de terminar con el suelo.
Para la limpieza de muebles sacaremos otro post próximamente, pero por ahora quédate con que podrás usar el jabón normal. Si los muebles son delicados y te da miedo lo que pueda pasarles, quizá debas comprar un producto específico para limpiar los muebles de madera.
Si estás haciendo una limpieza de la casa a fondo fondo fondo, seguro que la cubertería de plata también tiene turno. Para ella nada mejor que un paño mojado en agua con alcohol o, si lo prefieres, echar mano del bicarbonato sódico, nuestro comodín para casi todo.
El suelo, de forma clásica: barrer o aspirador, para luego pasar el mocho mojado en la solución de agua y jabón con pH neutro, y luego pasarlo de nuevo pero escurrido.
Ojo con los suelos: esta es la forma estándar, pero es posible que en tu caso haya otra cosa. Por eso te preparamos hace un tiempo el post sobre la limpieza de suelos. Hicimos otro extra, además, de limpiar parquet.
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