Todo el que tiene una empresa y trabaja en unas oficinas sabe la cantidad de dinero que se le va al mes sin contar el alquiler. Al haber muchas personas trabajando en ella y ser un espacio tan grande, la factura de la luz se dispara mes sí, mes también.
El resto de gastos como el seguro lo vamos a obviar, porque son inevitables. En cambio, la luz no. Algo se puede hacer.
¿Cómo ahorrar energía en la oficina? Pero de forma significativa, que conlleve un ahorro económico para las empresas. Desde Ikiwi te queremos dar algunas pautas a seguir:
NO al aire acondicionado; SÍ a los ventiladores y a la ventilación natural
Abre las ventanas y puertas de toda la oficina. Deja que el aire entre por un sitio y salga por otro. Que la corriente ventile todas las salas de la empresa y se respire aire limpio.
Es cierto que el aire trae polvo, y que puede que la empresa se ensucie con más frecuencia de la habitual; para ello, nada mejor que una empresa de limpieza de oficinas como Ikiwi.
Si no puedes optar por la ventilación natural, te recomendamos que utilices ventiladores de techo. Son económicos, fáciles de instalar y harán que la temperatura de la oficina descienda un par de grados; los trabajadores lo agradecerán.
Para que te hagas una idea, consumen aproximadamente un 90% menos que el aire acondicionado.
Este lo tienes que tratar de evitar a toda costa. Es verdad que proporciona frío al instante, pero para la salud no es especialmente bueno moverse entre contrastes tan grandes ‒35 grados en el exterior y 24 en la oficina‒ y la economía también se verá resentida.
La factura de la luz se disparará si te descuidas. ¿Por qué no ahorrar energía por ahí? Y salud, de paso.
Reducir el uso de las máquinas en la oficina
Apaga la fotocopiadora si no la estás utilizando. Ten desconectadas las impresoras. La máquina de café y las expendedoras, lo mismo. ¿El fax lo utilizas tanto como para no poder desconectarlo?
Todo lo que no requiera de un uso continuo, apágalo. Verás cómo la factura de la luz a final de mes te lo agradece enormemente. ¡Quédate con lo imprescindible!
Suspender el ordenador
Para ahorrar energía a nivel individual podrías organizar una pequeña reunión o enviar una circular para que la leyeran todos los trabajadores de la empresa con directrices sobre el uso del ordenador.
No te imaginas, si te pones a sumar y a sumar, la cantidad de energía que se ahorra si todo el personal de la empresa suspende la actividad de su ordenador cuando este lleve unos minutos sin usarse.
Este valor de tiempo se puede programar, y si quieres ahorrar energía de verdad puedes ponerlo, por ejemplo, en 2 o 3 minutos.
El tiempo que se tarda en volver a la actividad normal es ínfimo comparado con lo que costaba hace unos años. Las mejoras del sector tecnológico han permitido que desactivar y reactivar la actividad de un PC sea cuestión de segundos. El gasto energético, además, también es mínimo.
Si el PC tiene que estar encendido porque estás compartiendo algo en la nube, haciendo una transferencia o cualquier cosa que no permita bajo ningún concepto que el ordenador se apague, también puedes programar un apagado de pantalla.
El disco duro sigue trabajando y la actividad de la CPU se mantiene invariable. El ahorro es menor, pero algo es algo.
Ahorra energía reduciendo el brillo de la pantalla
Redúcelo si en la oficina cuentas con luz natural suficiente. Así de simple.
Seguro que con el móvil te ha pasado alguna vez: tienes poca batería y no crees que puedas cargarla pronto. Reduces el brillo para que consuma menos y listo.
Pues con un ordenador es igual. ¡Aprovecha la luz natural y contribuye al ahorro!
Todas las medidas para ahorrar energía suman
Prueba estas medidas y verás, aunque a priori te parezca que no vas a ahorrar mucho.
Pon en marcha todas a la vez y compara los gastos con los del año pasado. Obviando la diferencia evidente de los términos fijos del contrato de luz, verás cómo el consumo, milagrosamente, ha descendido de manera significativa.
¡Violà!
¿Se te ocurre algún método más? ¡Te esperamos en los comentarios!
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