En casa del herrero, cuchillo de palo.
Sí, toca confesión: trabajamos con decenas de clientes de Catalunya en la limpieza de sus oficinas y en las de Ikiwi no adoptamos estas técnicas profesionales hasta hace relativamente poco.
¿Por qué?
Si tenéis una empresa lo más probable es que lo entendáis. Si no, nos encomendamos a la paradoja o ironía.
La correcta limpieza de oficinas
La importancia de mantener limpia una oficina es más que evidente y conocida. Cualquiera que haya trabajado en una sabe que la productividad está directamente relacionada, entre otros factores, con la limpieza de la misma.
Es más sencillo trabajar en entornos limpios y ordenados. Espacios de trabajo en los que sentirse a gusto. Despachos impolutos. Mesas resplandecientes.
Los empleados lo perciben y trabajan mejor. Las relaciones internas mejoran, la motivación se mantiene en máximos de forma estándar y las consecuencias positivas no hace falta que os las digamos.
Remarcada la importancia de la limpieza de oficinas, vamos a ver qué deberíamos hacer como mínimo una vez a la semana para mantenerla en un estado que beneficie más que nunca a la productividad.
Primeros pasos
El proceso de limpieza de una oficina no difiere en exceso del de una casa particular. En general, en las labores de limpieza lo que se hace al principio es poner orden en la sala en la que se va a actuar.
Papeles sueltos, objetos esparcidos, cosas fuera de los cajones… El objetivo es reducirlo todo al mínimo. Los papeles de interés habrá que apilarlos. Los objetos de utilidad, a los cajones y los que no lo sean, a una bolsa. Sobre esa misma bolsa vaciaremos las papeleras.
Lo que queremos es dejar el mínimo número de objetos en las superficies a limpiar, para que nos resulte más sencillo.
Como consejo general diremos que al igual que con el tema del orden, aquí también se cumple el famoso “de arriba a abajo”. Lógica, ¿no? Limpiamos primero en las zonas superiores, para que la suciedad vaya cayendo hacia abajo. Y acabaremos con el suelo.
Adiós al polvo
Las personas, los ordenadores, las mesas, las puertas, las ventanas abiertas para que haya ventilación, la gran cantidad de basura que se genera y que haya gente entrando y saliendo constantemente de la calle provoca que la oficina media sea un hervidero de polvo.
Parece que se acumule por arte de magia, pero nada más lejos: si os paráis a pensar, encontraréis que éste tiene un sinfín de caminos para llegar hasta nuestra oficina, tantos como a Roma.
Para eliminarlo, seguiremos la regla de arriba hacia abajo.
¿Qué materiales necesitaremos? Uno, dos, tres o los paños que sean, tantos como tipos de superficies distintas haya que limpiar.
No es lo mismo limpiar las pantallas de ordenador que una mesa de madera, ¿verdad? Y los productos a aplicar tampoco serán los mismos. Las mesas no hará falta desinfectarlas con productos agresivos constantemente, mientras que los pomos de las puertas, por ejemplo, sí que necesitan más atención en este sentido.
Apliquemos sentido común y quitemos todo el polvo que podamos. Y siempre, recordad, de arriba a abajo.
Limpieza de cristales y ventanas
Episodio delicado por tratarse de cristales. No nos vamos a extender sobre este tema porque la limpieza de oficinas y despachos ya da bastante de sí, así que os animamos a que leáis este artículo que publicamos el mes pasado, llamado Claves para limpiar cristales.
El suelo
Es la guinda del pastel, siendo el pastel una oficina impoluta.
En el suelo nos encontraremos de todo. Desde el polvo que hemos ido dejando caer antes hasta toda clase de objetos. Si hiciéramos una lista de todo lo que nos hemos encontrado en los suelos de las oficinas de nuestros clientes no acabaríamos.
Lo que hay que hacer es eliminarlo todo. Para ello podremos usar un aspirador, una escoba, una mopa, nuestras propias manos… Todo lo necesario para prepararlo para una limpieza exhaustiva.
Y ahora sí: para limpiarlo, si no se trata de moqueta −en cuyo caso solo habría que aspirar a fondo−, elegiremos un producto con pH neutro y aplicaremos una primera capa húmeda con el mocho.
La dejaremos cinco o diez minutos para que haga efecto y procederemos a quitarla en una segunda pasada también con el mocho, esta vez más seco.
Mantén tu oficina limpia con Ikiwi
Como hemos visto, el proceso para mantener limpia una oficina semana tras semana es bastante sencillo y no requiere de grandes conocimientos.
Lo complicado es mantener la constancia. Es fácil caer en la dejadez. La sensación de que la productividad disminuye no la tenemos hasta que volvemos a analizar los datos en períodos de tiempo más largos.
Por ello, en Ikiwi nos presentamos como empresa de limpieza de oficinas en Barcelona, dispuesta a cuidar de la vuestra semana tras semana, poniendo de nuestra parte para que la productividad de vuestro negocio solo vaya en aumento.
Delegad este trabajo en una empresa profesional con muchos años de experiencia y centraos en otros aspectos relativos a la capacidad de producción. ¡Probadnos sin compromiso!
Comentarios recientes